Buenas mis niñas lindas queridas. Hoy fui a caminar con mi hermana Aurelia por el pueblo y nos encontramos a Mari, la mujer de Palomino. Palomino era más chico que yo unos años y era de Juncalillo también. Hijo de maestro Juan y Milagrosa la del Pozo. Le decíamos así porque vivía al lado del pozo.
Mari se quedó viuda hace una purría de años. Palomino trabajaba en el sur en la construcción de los hoteles, tenía buena mano el jodio como albañil. Pues a Palomino los padres le dejaron una cueva en Barranco Hondo y el todos los días después de trabajar, se iba pa arriba e iba picando el risco pa hacer otra cuevita y adesentarla pa pasar el fin de semana arriba con su mujer. Ya verán ustedes mis hijas lo dura que es la vida.
Fefa: Buenas Mari mi niña ¿Cómo andas?
Mari: Ay Fefilla, pues hay ando media esrrengada, que me caí el otro día en un mal paso y me fui de boca y me magullé toita.
Fea: Jesús bendito y ¿estás bien?
Mari: si mi niña, Dios puso sus ojos en mí en esa hora, y no me mate por poco. Fuerte susto, se me abrió la madre. Fui a ca Siona a que me arreglara la madre.
Fefa: Sionita es mano santo, sabe como colocarte el pomo y la madre, y si tienes mal de ojo te echa un rezao y te lo quita. Yo le tengo mucha fe. Ella santiguó a mi nieto el mas chico que no paraba de llorar, y se calmó el chiquillo. Yo le llevé un pañuelo del niño y pega Siona a rezar y venga a llorar y llorar. Y me dijo, Fefa tiene mal hecho pero yo se lo quito.
Mari: Fefa, pasao mañana es la misa aniversario de Palomino por si quieres oír la misa. Ay Palomino ya hace cuatro años que te fuiste.
Fefa: si mi niña allí estaré yo son falta. Fuerte desgracia lo que le pasó al pobre Palomino, Dios lo tenga en su gloria. Una pena, era nuevo en todavía, cuando Dios se lo llevó.
Mari: Si es verdad Fefa. Cuantas veces se lo decía yo, no vayas pa allá arriba a picar ese risco mi niño que ha estado llooviendo y como se caiga una piedra te aplasta mi niño. Aquel día llegó de trabajar a las 5 del sur, cansao como un perro y tiró pa allá arriba despues de haberse comido el caldo papa que le hice.
Fefa: Ustedes tienen la cueva por allá de la Majada, verdad Mari.
Mari: Si y pa que quiero ahora aquella casa yo Fefa, si a mi el campo no me gusta, es ver un legarto y huyo como alma que lleva el diablo. Pues aquella tarde tiró pa arriba y empezó a picar la cueva, con tan mala suerte que le cayó un gran tenique encima de la cabeza y me lo mató toito. Ay Palomino ¿pa qué tanto trabajo mi niño? ¿Pa qué?, toda una vida esclavizado en ese sur, y le quedaba un mes pa jubilarse. Ay Dios mío bendito.
Fefa: Si, lo recuerdo como si fuera ayer, cuando llevaba en el coche azulejos pal baño y cemento. Estaba privado con su casita. Me decía: Fefa, tengo un patio que planté un nisperero y una higuera a ver cuando maduran y te tarigo.
Mari: ay, cuando a mi me llama la Guardia Civil y me dicen suba usted pa arriba, yo estaba a ca mi cuñada Antonia que vivía un poco mas abajo de la cueva nuestra. Y yo quería verlo y me decía mejor que no, la piedra lo destrozó, solo me dejaba tocarle la manita. Ay Palomino, que triste es esta vida, que no te quedaba ya nada pa disfrutar de tus nietos e hijos.
Fefa: una mierda, no somos naide, como decía mi madre: estamos aquí na mas que pa sufrir, un valle de lagrimas.
Mari: y ahora que hago yo con aquella casa, a mi no me gusta y la gente nueva como mis hijos no van pa arriba, la tendré que vender. Pues chiquillas me voy yo que voy a ca mi hija. El sabado nos vemos en misa.
Fefa y Aurelia: hasta luego Mari, esta vida es así vete cogiendola con calma. Salud y suerte, hasta el sabado.
Muy bonito, recordar lo pasado.
ResponderEliminargracias mi cielo, si ya cuando una llega a los 87, recuerda más lo viejo que lo nuevo, y entre más le doy pa atrás, mas nueva era yo. Ay juventud divino tesoro.
ResponderEliminar