Recuerdos de una vieja: III parte

Buenas mis niñas lindas, como estan queridas, yo con un calor, que fijo estoy con el abanico y el ventilador al lado. Ay el verano una pasa unos calor, no me quiero ni acordar chiquillas cuando yo trabajaba en el sur en los tomateros. Antiguamente los tomateros estaban al aire hasta que despues llegaron los invernaderos y los techaron. Pero cuando yo era nueva una trabajaba con el sol pegandote en las espalditas que era un gusto. Y cuando estabamos enlutadas era aun peor chiquillas. Cuando mi padre se murio, estaba yo recien casada, me acuerdo que mi madre nos obligaba a estar de negro riguroso, con las medias bastas negras que daban un calor y se te quedaba todas las plantas que crecian a la orilla de los tomateros los rabo gato como se le decía antes, que es hierba mala, y estaba una todo el dia quitandotelas porque picaban. Luego de negro cerrado hasta el pañuelo negro bajo el sombrero de paja pa protegernos del sol.
 Ay viendes trabajitos paso una chiquillas.Y hoy en dia se queja la gente. Si tienen todo de puertas a dentro, que abren el grifo y tienen agua, y una tenía que ir caminando con los cantaros en la cabeza a buscar el aguaa las fuentes. En el sur el agua era mas salada, ay que ruin era. Antes se usaba mucho las raleras de gofio con agua de nogal, y claro muchas veces con eso durabas hasta la noche todo el día trabajando. Y encima no teniamos ni azucar pa endulzar, yo llegue a endulzar el agua guisada con los caramelos de menta que se vendia antes, fijense ustedes. Si habia azucar pero no era normal, yo ya tenia azucar cuando mi marido monto la tienda, pero el azucar era casi articulo de lujo.
El sur ha cambiado una barbaridad que cada vez que voy ya ni lo reconozco. Yo llegue a plantar tomateros hasta la orilla la playa cerca del faro de Maspalomas. Alli no habia nada sino arena y tomates y miren como esta aquello de grande que parece una ciudad lleno de hoteles de lujo que cuestan un riñon.



Bien trabaje yo alla bajo. Iba subiendo aquellas laderas con mi hijo Paco Antonio chico, mi hija Soledad en los brazos, y embarazada pa mi hija Fidela. No me quiero ni acordar. Yo tuve a mis hijos los dos mas grande se llevan un año de diferencia pero ya los demas se llevan todos dos años. A mi hija la mas chica Pino Mari la tuve con 36 años y me case con 19, toda la vida pariendo, pero no me arrepiento de nada, ay mis hijitos como los quiero. Dios ha sido buena conmigo y mi marido porque nunca tuve ningana perdida ni se murio ninguno. Cada vez que me acuerdo mi hermana Milagrosa a la pobre se le murio una niñita pequeña y yo la veia llorando y a mi se me partia el alma. Perder un hijo es lo mas grande mis hijas. Mi madre en paz descanse siempre decía: cuando una pierda a su marido se va tu compaña pero cuando pierde un hijo se te va la vida con el. Mi madrita perdió a un niño pequeñito mayor que yo, con una mala digestion de la leche. Y eso siempre lo llevaba ella en el corazon.
Pues como les iba contando, ese sur estaba lleno de tomateros. Todavia me acuerdo cuando vino la plaga de cigarras que aquello fue asombroso. Teniamos que estar con los calderos haciendo ruido pa espantarla y con fuegos pa que no se comiesen la cosecha. A mi me daban un asco, porque son unos bichos feos como el coño. Una vivia en las cuarterias y eramos todos los vecinos como una gran familia que nos ayudamos, las mujeres ibamos a lavar juntas a la acequia y cantabamos y contabamos chistes. Y dentro de las miserias que se pasaba eramos felices.

Me acuerdo que lavabamos con jabon lagarto, que eran unas pastillas grandes de jabon que los hombres tambien se echaban en el pelo como fijador y se les quedaba el pelo tieso. Las vieja le decia jabon legarto, mi madre me decia: Fefilla alcanzame pa aca el jabon legarto como se decia antiguamente. Y una de rodillas lavando y estregando la ropa. Como no habia lejia, los pañales de tela habia que lavarlos y luego poenerlos al sol pa que se comiese el amarillo y luego volver a lavarlos. Callate callate ni acordarme quiero de los trabajos que pasabamos las mujeres, por que los hombres eran unos gajos los condenaos. Veniamos de trabajar de los tomateros por la tardesita y ellos se acostaban, se ponian a jugar a la baraja y echarse sus piscos, y nosotras cansadas como perras, teniamos que lavar, hacer de comer, cuidar a los hijos y encima cuidarlos a ellos, tenian que tener todo delante sino se calentaban. Y despues no se podia salir sino de casa al trabajo y a misa. Mi marido a mis dos hijas las mayores Soledad y Fidela ni al cine las dejaba ir. Me acuerdo una vez que Fidela quería estudiar en Las Palmas y vino un hombre a mi casa a hablar con mi marido pa que estudiase algo pa trabajar en los hospitales. Y el hombre sentado en la sala con mi marido le conto todo y dice mi marido: me parece muy bien pero mi hija no va sola pa Las Palmas y no va. Y asi se fue no estudio la pobresilla. Los hombres de antes eran brutos como arados. Gracias a mis hijitas las grandes que me ayudaban lavar la ropa, cuidar a los hermanos mas chicos. Mi hija Pino Mari la mas chica si estudio magisterio, al ser la mas chica estaba entre algodones. Y ya una pudo pagar la carrera porque teniamos la tiendita y eso.




Pues mis hijas que les digo, aprovechen el verano y vaya pa la playita a tomar el sol y a remojarse el culo chiquillas. Y cuando vayan pal sur acuerdense de mi cuando vean en las laderas las acequias y los cercados abandonados donde tantos trabajamos. Un beso para todas chiquillas cuidensen y coman de todos mis hijas.