jueves, 12 de abril de 2018

La tienda

Fefa: Buenos días a las niñas
Paqui: Buenos días Fefa, ¿como andas?
Fefa: aquí vamos tirando mi niña a ver si me da tiempo poner el potaje al fuego. Fui a la carnicería ayer y compre un trozo de carne cochino y puse los garbanzos a remojo
Paqui: Jesús mujer si son na más que las 9 de la mañana
Fefa: Si pero a mi me gusta tener todo preparado la noche anterior pal potaje, pa tenerlo hecho. ¿trajiste los colinos?
Paqui: Si estan buenos fresquitos, fue mi marido esta mañana al merca a buscarlos
Fefa: no me los de que esten amarillentos, verditos. Dejame también un trozo de calabaza un cuarto kilo, una batata, 5 calabacinos, una zanahoria, y un puñado de habichuelas.
Paqui: me trajeron un saco de papas quineguas, las del ojo rosao ¿quieres?
Fefa: si dejame 2 kilos a ver si estan buenas, sino te las traigo, no me las de bichadas atina con las que cojas.
Mari: buenas chiquillas, fuerte frío esta haciendo parece que no se quiere ir todavía
Fefa: Jesús Mari, pero tu que estas haciendo que bajaste kilos tan rápido, te vas a quedar en el chasis. Si quieres te paso unos que a mi me sobran.
Mari: Fefa si tu estas bienismo pa tu edad, estas nueva, mírate la cara estiraita apenas tienes arrugas, yo estoy toda plegada
Fefa: si mi niña tengo la piel buena, salí a mi madre y mis hermanas también. Paqui cuando tengas todo sacame la cuenta. Y me dejas también una botella de clipper de fresa, dos panes y un cacho queso semiduro.
Paqui: aquí lo tienes Fefa, son 12.50.
Fefa: ay Paqui tengo 10 euros, que pensé que había cogido un billete de 20, ahora te traigo lo que falta, voy a mi casa a buscarlo
Paqui: Jeús bendito, Fefilla no te preocupes después cuando venga tu nieto del colegio me traes lo que falta, haz el potaje tranquila muchacha. No me importa dejartelo a fiado que nos conocemos de toda la vida.
Fefa: ay gracias mi niña
Mari: a mi me dejas Paqui 200 gramos de jamón finitas,dejamelo fesco no me vayas a poner si esta pasado de muchos días,  100 de mortadela de citerio y 100 de chorizo. Y ponme tres panes, que mi marido me dijo que quería comerse un bocadillo. Desde que se retiró come mas que antes, y tampoco es que haga mucho, porque ni el plato me lo recoje de la mesa.
Fefa: si toda la razón estos hombres, ellos se retiran y a disfrutar como dicen, y una ¿qué? hemos trabajado menos que ellos, y mira retiradas también seguimos haciendo las cosas de la casa. Pero la gente de nueva esta cambiando no es como antes, ahora se reparten las cosas porque los dos trabajan fuera de la casa. Nos hemos espabilado. Mira mi hijo Diego el más chico de los varones ni la ropa la recogía, tenía que hacerlo yo o las hermanas, pero despues de que se casó la mujer lo tiene metido en cintura y hace de todo. Pero sabes lo que te digo que me parece bien, tenemos nosotras mas cargas que ellos.
Paqui: pues tienes toita la razón Fefa, la gente nueva se esta espabilando mas que nosotras. Yo todavía le preparo la ropa a mi marido cuando vamos a salir.
Fefa: Bendito sea Cristo mira la hora que es, me voy pa mi casa pa hacer el potaje.
Mari: Paqui ponme las lonchas finitas, bueno Fefa mi niña, que se te quede bueno el potaje.





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domingo, 8 de abril de 2018

Mi vecina Mari

Buenas mis niñas lindas queridas. Hoy fui a caminar con mi hermana Aurelia por el pueblo y nos encontramos a Mari, la mujer de Palomino. Palomino era más chico que yo unos años y era de Juncalillo también. Hijo de maestro Juan y Milagrosa la del Pozo. Le decíamos así porque vivía al lado del pozo.


Mari se quedó viuda hace una purría de años. Palomino trabajaba en el sur en la construcción de los hoteles, tenía buena mano el jodio como albañil. Pues a Palomino los padres le dejaron una cueva en Barranco Hondo y el todos los días después de trabajar, se iba pa arriba e iba picando el risco pa hacer otra cuevita y adesentarla pa pasar el fin de semana arriba con su mujer. Ya verán ustedes mis hijas lo dura que es la vida.

Fefa: Buenas Mari mi niña ¿Cómo andas?
Mari: Ay Fefilla, pues hay ando media esrrengada, que me caí el otro día en un mal paso y me fui de boca  y me magullé toita.
Fea: Jesús bendito y ¿estás bien?
Mari: si mi niña, Dios puso sus ojos en mí en esa hora, y no me mate por poco. Fuerte susto, se me abrió la madre. Fui a ca Siona a que me arreglara la madre.
Fefa: Sionita es mano santo, sabe como colocarte el pomo y la madre, y si tienes mal de ojo te echa un rezao y te lo quita. Yo le tengo mucha fe. Ella santiguó a mi nieto el mas chico que no paraba de llorar, y se calmó el chiquillo. Yo le llevé un pañuelo del niño y pega Siona a rezar y venga a llorar y llorar. Y me dijo, Fefa tiene mal hecho pero yo se lo quito.
Mari: Fefa, pasao mañana es la misa aniversario de Palomino por si quieres oír la misa. Ay Palomino ya hace cuatro años que te fuiste.
Fefa: si mi niña allí estaré yo son falta. Fuerte desgracia lo que le pasó al pobre Palomino, Dios lo tenga en su gloria. Una pena, era nuevo en todavía, cuando Dios se lo llevó.
Mari: Si es verdad Fefa. Cuantas veces se lo decía yo, no vayas pa allá arriba a picar ese risco mi niño que ha estado llooviendo y como se caiga una piedra te aplasta mi niño. Aquel día llegó de trabajar a las 5 del sur, cansao como un perro y tiró pa allá arriba despues de haberse comido el caldo papa que le hice.
Fefa: Ustedes tienen la cueva por allá de la Majada, verdad Mari.
Mari: Si y pa que quiero ahora aquella casa yo Fefa, si a mi el campo no me gusta, es ver un legarto y huyo como alma que lleva el diablo. Pues aquella tarde tiró pa arriba y empezó a picar la cueva, con tan mala suerte que le cayó un gran tenique encima de la cabeza y me lo mató toito. Ay Palomino ¿pa qué tanto trabajo mi niño? ¿Pa qué?, toda una vida esclavizado en ese sur, y le quedaba un mes pa jubilarse. Ay Dios mío bendito.
Fefa: Si, lo recuerdo como si fuera ayer, cuando llevaba en el coche azulejos pal baño y cemento. Estaba privado con su casita. Me decía: Fefa, tengo un patio que planté un nisperero y una higuera a ver cuando maduran y te tarigo.
Mari: ay, cuando a mi me llama la Guardia Civil y me dicen suba usted pa arriba, yo estaba a ca mi cuñada Antonia que vivía un poco mas abajo de la cueva nuestra. Y yo quería verlo y me decía mejor que no, la piedra lo destrozó, solo me dejaba tocarle la manita. Ay Palomino, que triste es esta vida, que no te quedaba ya nada pa disfrutar de tus nietos e hijos.
Fefa: una mierda, no somos naide, como decía mi madre: estamos aquí na mas que pa sufrir, un valle de lagrimas.
Mari: y ahora que hago yo con aquella casa, a mi no me gusta y la gente nueva como mis hijos no van pa arriba, la tendré que vender. Pues chiquillas me voy yo que voy a ca mi hija. El sabado nos vemos en misa.
Fefa y Aurelia: hasta luego Mari, esta vida es así vete cogiendola con calma. Salud y suerte, hasta el sabado.