Jueves Santo al mediodía,
Jesucristo caminaba,
una soga al cuello llevaba,
donde el tirador tiraba.
Donde quiera que cayera,
su sangre encharcada dejaba.
Madalena corriendo lo fue a limpiar.
Madalena, Madalena, no me vengas a limpiar,
que estas son las 7 yagas,
que tenemos que pasar,
tu, yo y toda la Cristiandad.
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