domingo, 18 de octubre de 2015

Mis hijos, mis tesoros

Buenas mis niñas lindas, ¿cómo están mis hijas?. Yo estoy harta como una cochina como se dice. Recién acabo de terminar de almorzar que vinieron mis hijos y nietos a comer. Hice un caldero de carne salsa con papas sancochadas y luego de postre hice unas natillas, fruta y yogur pa los niños. Mis hijas se enfadan conmigo porque me dicen: mamá no nos dejas hacer nada. Mis hijas siempre me han ayudado en todo pero a mi cuando vienen a mi casa me gusta servirlos. Fui a la tienda el sábado y compré clipper de fresa pa los chiquillos y chocolatinas Tirma.




Mi nieta Laura está embarazada de siete meses y tiene ya una barriga enorme. Y digole yo cuando vino a comer con el marido el domingo: Laura mi niña una barriga así de picuda tenía yo pa tu padre cuando tenía los mismos meses. Me quedé yo en cinta cuando tenía 19 años poco después de haberme casado. Yo me casé en abril creo si no recuerdo mal y quede embarazada pa ya pa agosto o septiembre. Unas fatigas que me daban por las mañana a morirme todo lo que comía lo echaba pa arriba. Mi madre me decía no bebas nada de canela porque según decía mi madre y las mujeres de antes que la canela es abortiva y se suele tomar cuando vas a dar a luz pa dilatar. Mi madre siempre estaba contando las lunas llenas pa saber cuando iba a nacer el niño. Porque se decia que cuando habían lunas llenas los partos se adelantaban. Mi madre pa las fatigas me guisaba hierba luisa con manzanilla y eso me calmaba las nauseas y fatigas.


También me daban antojos de comer sardinas. Me acuerdo que las compraba cuando venían las balqueras desde Agaete vendiendo el pescado fresco. Que me gustan a mí las sardinas fritas, con una papita sancochada y mojo verde. Yo no tenía muchos antojos pero las viejitas decían que si no satisfacía el antojo el niño te salía con una mancha.




Antiguamente mis hijas no era como hoy y nosotras paríamos en las casas con las ayudas de las parteras, madres y hermanas. Me acuerdo que el día que nació Paco estaba yo trabajando en el campo y mi hermana me dice Fefilla me da que tu sales de cuentas hoy mamá contó las lunas y estas ya lista. Yo le dije pues deja a ver Milagrosa. Y dicho y echo esa misma noche me puse de parto. Yo trabajé hasta el último día antes no había ni bajas por maternidad ni nada.

















Cuando llegó el momento mi hermana fue a buscar a María la partera que era una mujer mayor que tenía mucha maña y había visto nacer a casi todos los niños del barrio. En la habitación de mi casa estaba mi hermana Milagrosa que ya había dado a luz dos años antes, mi madre y la partera. Lo recuerdo como si fuera ayer, yo estaba nerviosa y me acordaba que la semana anterior había muerto Luisa mi vecina dando a luz porque se le complico el parto. María me decía Fefa respira y empuja cuando yo te diga. Pa da a luz estuve la noche entera porque no dilataba. Una pasa dolores pero cuando me pusieron a mi hijito en los brazos yo empecé a llorar de la emoción. Mi madre hizo sopa con una gallina y me trajo un caldito y me dejaron descansar mientras ella se ocupaban del niño.

Una no sabía hasta que nacía si era niño o niña. Mi marido Paco se cogió esa noche una borrachera con mis cuñados. Al día siguiente o al otro fueron a Gáldar a registrar al niño le puso Francisco por él y  Antonio por el padre. Teníamos que ir caminando desde Juncalillo por todos esos barrancos por los senderos hasta llegar al ayuntamiento que estaba en la costa en Gáldar. El coche de hora pasaba de vez en cuando.
Los padrinos de mi hijo de bautizo fueron mi hermana Milagrosa y su marido Juan. Mi madre cosió el vestidito tipico de bautismo blanco con el gorritos y los bicos. Lo cristianamos en la iglesia de Ssnto Domingo en el barrio. Antes no es como hoy y no hicimos ni celebraciones ni nada sino almorzar toda la familia en casa. Estabamos todas de luto porque hacia dos años de la muerte de mi padre que no me vio casarme.
Después de Paco vino Soledad, la más vieja de las hembras luego José Luis, Fidela, Pino Mari, Diego, Olga, Julia, Gonzalo y la más chica Lidia.
Los hijos son una bendición de Dios y yo puedo dar gracias nunca tuve ningún aborto ni perdí ningún niño los crie a todos y ahora ellos empiezan a cuidar de mí.
Pues que les digo mis hijas me voy a echar un rato en el sillón a descansar un poco las piernas y a ver un poco la tele. Un beso mis niñas cuidensen y tengan nños, que un niño alegra la casa y a los abuelos nos llena el corazón de alegría.












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