lunes, 15 de febrero de 2016

Mi casa

Buenas mis niñas lindas queridas, ¿cómo andan mis hijas?, yo estoy recién comida y ahora voy a sentarme un rato en el sillón a ver la novela. Hice un caldo papa que se me quedó de rico, las papas se me apotajaron porque le compré un saco de papas quineguas, las del ojo rosado, esas son las mejores pa sancochar, freír y pa potajes. Pero que va ya la comida no queda como antes, yo me acuerdo cuando mi madre hacía caldo de papa y olía toda la casa a cilantro y hoy en día le echas un manojo y ni saca sabor. Ya no sabemos ni lo que comemos con tanta porquería que le echan a las tierras y animales pa que crezcan. Mi padre tenía cochinos y los alimentábamos con fregadura. Todavía recuerdo a mi madre echando lo que sobraba de la comida en un balde pa los cochinos. La fregadura es buena pa los cochinos. Ellos comían cascaras de frutas, restos de carne, verdura y así salía la carne que daba gusto comérsela. Mi madre arreglaba la carne de cochino en adobo y se le quedaba de buena, ay mi madre que mano tenía en los fogones. Mis hermanas y yo hemos heredado ese don pa la cocina, pero mis hermanas dicen que la que más me paresco a mi madre y cocino igual que ella soy yo. Recuerdo cuando vinimos a vivir a Telde a la casa en la que hoy vivo. Mi marido ahorro mucho pa levantar este techo y vivir con su familia, esa era la mayor ilusión de su vida. Pinito, mi madre preparó ropavieja que eso era una comida especial pa celebrar que habíamos llegado a vivir a Telde. Mi madre cuando quedó viuda bajamos pal sur desde Juncalillo a trabajar en la zafra. Ella vivía en las quarterías de Don Juliano.




Antes de mudarnos a la nueva casa donde vivo ahora y donde tenía la tiendita, nosotros vivímos en muchos sitios. Todavía recuerdo como si fuera ayer cuando bajamos por primera vez al sur a Tirajana, aquello no es como lo vemos hoy que es casi como una ciudad de grande. Recuerdo la antigua carretera de tierra que pasaba por Ojos de Garza y le decía el Camino de la Madera. Ir pal sur hasta que se creó la pista era pasarte todo el día. Aquellas laderas de San Agustín, el Berriel, Los Salineros llenos de tomateros donde trabajamos de sol a sol y por la noche a empaquetar a los almacenes. Yo llegué a ver tomateros cerca del Faro de Maspalomas.
Cuando murió mi padre pasamos un año o dos en Guía con mi tía donde trabajamos en los plátanos hasta que yo me fui con mi marido y mis hijos pa la zafra en el sur. Luego del sur nos fuimos a vivir a la Primavera donde estaban las cuarterías de Don Juliano cerca de Jinámar donde ibamos a trabajar a lo que se llamaba la Locadia y la finca de la marquesa. Bien trabajé yo cogiendo tomates en Jinámar antes de en los años 70 o así crearan los edificios aquellos que están a la entrada del valle. Jinámar era un pueblo muy bonito con su iglesia,  la Inmaculada y la Fiesta de la Caña de Azúcar. Allí pasamos muchos años donde nacieron mis hijos los más pequeños.
Nos mudamos a la nueva casa poco antes de la muerte de Franco en el 75. Mi casa es una casa grande pero tampoco exagerada. Una casa terrera de una planta con balcón y azotea. Antiguamente las casas tenían un salón en la entrada y un largo pasillo y a los lados las habitaciones, el patio de luz y la cocina al fondo. Tiene 4 habitaciones donde dormían mis hijos, mi cuñada y luego por último mi madre que murió en mi casa. Cuantos recuerdos me traen estas paredes, la llegada de mis primeros nietos, las celebraciones, duelos de todo un poco mis hijas. En mi casa se han celebrado tres duelos, el de mi cuñada María, la soltera, mi madre y mi marido.
Como decía mi madre, ay mi casa Dios me la de por destierro. Pues que les digo mis hijas, voy a ver la novela que ya va a empezar y haré un buche de café más tarde. Na mis niñas Dios les de Salud y suerte.

























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